Julio Monreal. Levante. 28-1-15
Es falso que el puerto haya cedido nada a la ciudad de Valencia. No quiere
hoteles, ni viviendas, ni zonas verdes en las áreas limítrofes. Y sólo se hace
lo que ellos deciden.
A pesar de las escenificaciones pasadas, presentes y futuras sobre la
cesión de la dársena interior a la ciudad de Valencia, es el puerto el que manda
y mandará en todas las decisiones que se planifican. La pomposamente llamada
Marina Real Juan Carlos I no arranca porque el puerto, una empresa propiedad del
Gobierno de España que está presidida por quien decide, a dedo, el presidente de
la Generalitat, no hace más que poner palos en sus ruedas. Ahora resulta que no
quieren usos terciarios ni residenciales en las zonas fronterizas, que son
todas, porque el puerto es grande pero tampoco es Nueva York. Ni hotel, ni
viviendas, ni zonas verdes en las áreas limítrofes de Moiresa y Benimar, junto a
Nazaret... ¿Qué quieren los señores? Carreteras, autovías y puentes para
comunicar su sur y su norte, y crecer hasta Mallorca, como en aquella canción de
Los Mismos. Aún no se ha cumplido ni la mitad del convenio de relaciones
bilaterales puerto-ciudad de 1986, pero los de los barcos siempre ganan y los de
los malecones siempre miran.
Ahora han dejado que se instale una noria. No está mal como primer paso
hacia una dársena de horchaterías y puestos de nubes de azúcar, que era lo que
siempre se quiso evitar. Las naves del centro de formación de Juan Roig en que
se están convirtiendo las que fueron bases de equipos de la Copa del América
están muy bien, pero sólo llevarán vida al que iba a ser «un barrio más de
Valencia» de 9 de la mañana a 5 de la tarde, como cantaba Dolly Parton. Si no
hay nuevos usos, no habrá más vida que el ruido de las grúas moviendo
contenedores, el único que quiere el puerto, que es el que manda. Nada de
turistas y trasiego hotelero; nada de viviendas ni otros estorbos. Vallas,
muros, policía portuaria, controles... Uno no se explica cómo permitieron Rafael
Aznar y los suyos que la Fórmula 1 penetrara en su clausura. Visto cómo
defienden la fortaleza, debieron poner alto el listón.
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