'CASTELLÓ VIDA INDEPENDIENTE', UN GRITO CONTRA LAS 'TRAMPAS' DE LA SOCIEDAD A LAS PERSONAS CON DIVERSIDAD FUNCIONAL
- Varios castellonenses con movilidad reducida se unen en una
plataforma para mostrar su exigencia de vida autónoma y sus redes de
apoyo mutuo.
Belén Toledo -Castelló 11/08/2018 - 20:49h Eldiariocv.es
Las "trampas de la calle"
Ese, el de las dificultades de movilidad, es uno de los temas estrella. Para denunciarlas, han acuñado el término de "trampas". Si la calle fuera como la ley indica y el resto de la gente cumpliera las normas, ellos podrían avanzar por las aceras. Pero la realidad es bien diferente.
Belén Toledo -Castelló 11/08/2018 - 20:49h Eldiariocv.es
"Cuando caí en la discapacidad, a mí
nadie me explicó que la vida sigue. El Estado te dice: 'Bienvenido al
mundo de los averiados y jubilados'. Pero más allá hay una vida activa y
autónoma, deportes adaptados, gente estupenda. Lo que queremos es que
se sepa. Esto no sale en ningún sitio”.
Son palabras de José Morralla, miembro de la plataforma Castelló Vida Independiente. Con esta descripción, se refiere a uno de los objetivos del colectivo: la visibilización. Acabar con el desamparo que experimentan las personas que por enfermedad, condición genética o accidente se encuentran con una diversidad funcional "y no saben que existe todo un movimiento".
La Plataforma Castelló Vida Independiente nació en 2017. La forman doce personas con movilidad reducida. La mayoría usa muletas o silla de ruedas para desplazarse. Pero sus reivindicaciones también se amplían a las necesidades que generan otras discapacidades, tanto físicas como intelectuales y mentales, y tienen contacto habitual con personas ciegas y sordas.
No son ayudas, son derechos
Son palabras de José Morralla, miembro de la plataforma Castelló Vida Independiente. Con esta descripción, se refiere a uno de los objetivos del colectivo: la visibilización. Acabar con el desamparo que experimentan las personas que por enfermedad, condición genética o accidente se encuentran con una diversidad funcional "y no saben que existe todo un movimiento".
La Plataforma Castelló Vida Independiente nació en 2017. La forman doce personas con movilidad reducida. La mayoría usa muletas o silla de ruedas para desplazarse. Pero sus reivindicaciones también se amplían a las necesidades que generan otras discapacidades, tanto físicas como intelectuales y mentales, y tienen contacto habitual con personas ciegas y sordas.
No son ayudas, son derechos
Sienten frustración porque hay muchas leyes que garantizan la
accesibilidad universal, pero no se cumplen. Ahora quieren convertir el
enfado en reivindicaciones. Que la sociedad sepa que ellos existen y
tienen el mismo derecho a ser educados, ir al médico, desplazarse y
disfrutar del ocio que el resto de ciudadanos."Nosotros no necesitamos
ayuda. No somos discapacitados, la sociedad nos discapacita cuando no se
cumple la ley", explica otro de los miembros, Benito Pérez.
Difunden sus reivindicaciones a través de Facebook, notas de prensa y
charlas en institutos. Recientemente ocuparon titulares en varios medios
por la denuncia del caso de Lidón López, miembro de la plataforma que
no pudo viajar a Vinaròs porque no funcionaba la rampa de un autobús de
la compañía concesionaria, Autos Mediterráneo.
La
repercusión de la denuncia consiguió que la empresa pagara los gastos
que ocasionó a la afectada -más de 80 euros en un taxi- y que la
Generalitat se haya comprometido, explican desde la Plataforma, a
revisar el cumplimiento de las condiciones de accesibilidad en el
transporte público.
Las "trampas de la calle"
Ese, el de las dificultades de movilidad, es uno de los temas estrella. Para denunciarlas, han acuñado el término de "trampas". Si la calle fuera como la ley indica y el resto de la gente cumpliera las normas, ellos podrían avanzar por las aceras. Pero la realidad es bien diferente.
Las "trampas" más obvias son las que generan los conductores cuando
aparcan en las plazas para discapacitados o utilizan los rebajes para
carga y descarga. "Te dicen: 'Es un minuto'. Y no piensan que en mi día a
día me pasa 25 veces, y eso quiere decir que yo pierdo muchos minutos
de mi vida en esperar a que ellos quiten el coche", explica
Benito. Denuncian que la falta de civismo de muchos ciudadanos se une
con la falta de presencia de agentes de movilidad en las calles.
Esos obstáculos temporales se unen a los permanentes, que se producen
por falta de cumplimiento de la ley en la construcción del espacio
público, o por falta de diligencia en la reparación de los
desperfectos. La conversación con eldiario.es se produce en la terraza de una cafetería. En un radio de diez metros, hay oportunidad de ver varias de estas trampas.
Rebajes mal construidos en Castelló
Rebajes mal construidos en Castelló
Una de ellas es una acera, en la calle Cerdán de Tallada, tan estrecha e
invadida por los coches que no puede ser recorrida por una silla de
ruedas. Hay también un rebaje que acaba en un bache en el que pueden
tropezar las ruedas de la silla, puede atascarse una muleta o puede
tropezar una persona ciega.
Esta rampa tiene,
además, demasiada inclinación. Por ello, mientras dura la entrevista,
una anciana con andador está a punto de caer. La persona que la acompaña
tiene que correr para conseguir equilibrarla.
La
escena causa una cascada de comentarios en los miembros de la
Plataforma: "Este es solo un ejemplo. El 80 % de los rebajes de Castelló
no cumplen las exigencias legales”, explica Marysa Gómez. A veces
tienen un pequeño escalón, o carecen de la inclinación adecuada, o no
están bien señalizados para personas ciegas, entre otras carencias.
Las consecuencias son el riesgo de caídas, la imposibilidad de usarlos o
la incomodidad de que se llenen de agua cuando llueve. “Hacer las cosas
bien nos beneficiaría a quienes vamos en sillas de ruedas, pero también
prevendría accidentes. Al final, la sociedad ahorraría dinero”, explica
José.
"Para nosotros, ir del punto A al punto B en
la ciudad se convierte en un zig zag", se lamenta. "En una yincana",
añade Benito. Y el caso es que "yo también soy un peatón con los mismos
derechos que el resto", zanja José.
De Vietnam a Castelló
De Vietnam a Castelló
La actitud de la Plataforma se aleja de la petición de ayuda o de la
consideración de la discapacidad como enfermedad. Al contrario, busca la
máxima autonomía para las personas con diversidad "y que ellas sean las
dueñas de su vida", afirman. Es la filosofía de "Vida Independiente",
extendida por todo el mundo.
Surgió, explica Benito,
gracias a los veteranos de la Guerra de Vietnam, que de vuelta a EEUU se
encontraron recluidos en residencias. Su lucha fue la de conseguir que
los recursos económicos que el Estado destinaba a su cuidado pasaran del
sistema asistencial a sus manos para conseguir una vida autónoma y
compartida con el resto de la sociedad.
El reto es
conseguir que las personas con diversidad funcional ("que somos el 8%",
recuerdan) formen parte de la normalidad de la sociedad. Esto "sería más
fácil si la escuela fuera inclusiva, si los niños con diversidad
estuvieran en las mismas clases que el resto. Pero desde el principio se
les aparta. Por ejemplo, a los niños con autismo se les deriva a otros
centros. Esto ayuda a que se les vea como los 'raros'", explica José.
À Punt, recién estrenada pero no accesible
La lista de reivindicaciones es larga. En el campo del ocio, la plataforma denuncia que apenas hay cines adaptados, ni películas subtituladas. Que À Punt "no cumple la ley en vigor que la obliga a la accesibilidad universal". Que estamos fuera del plazo legal para que todos los bares tengan una entrada y baño accesibles "pero nadie les obliga a hacer las obras".
La lista de reivindicaciones es larga. En el campo del ocio, la plataforma denuncia que apenas hay cines adaptados, ni películas subtituladas. Que À Punt "no cumple la ley en vigor que la obliga a la accesibilidad universal". Que estamos fuera del plazo legal para que todos los bares tengan una entrada y baño accesibles "pero nadie les obliga a hacer las obras".
Que la Administración no atiende a las normas
que pueden marcar la diferencia entre disfrutar de la cultura o no. Por
ejemplo, aceptan que el recién inaugurado refugio antifranquista en Castelló
no puede tener un ascensor para personas en sillas de ruedas, pero
señalan que tampoco se han cumplido otras reglas por las que podría ser
disfrutado por personas sordas o ciegas.
El mensaje en los institutos
Más allá de la indignación, en el estado de ánimo de la Plataforma también abunda el optimismo. A ello contribuye la experiencia de las charlas en institutos. José cuenta que, en contra de lo que esperan los profesores, los adolescentes de 13 a 15 años le escuchan con atención.
El mensaje en los institutos
Más allá de la indignación, en el estado de ánimo de la Plataforma también abunda el optimismo. A ello contribuye la experiencia de las charlas en institutos. José cuenta que, en contra de lo que esperan los profesores, los adolescentes de 13 a 15 años le escuchan con atención.
También hacen muchas preguntas, de forma que los encuentros han llegado
a durar una hora y media. "Tienen interés por las cosas más cotidianas.
Y por el mensaje último de que la vida es corta y que hay que
aprovecharla porque nunca sabes si podrás hacer todo lo que planeas".
Además de optimismo, los miembros de la Plataforma transmiten orgullo
por "nuestra independencia". No son una asociación porque "no queremos
subvenciones". El objetivo es poder denunciar cualquier cosa en
cualquier momento, sin "complicidades ni cortapisas", afirman.
Durante la conversación, se repiten palabras como "visibilización" y
"empoderamiento". Y, sobre todo, pretenden conseguir "apoyo mutuo". Cada
semana se reúnen en la Morada, la sede de Podemos en Castelló, "porque
nos la prestan y es accesible, no porque seamos de ese partido",
aclaran. En esas reuniones comparten experiencias. Y si hay que
denunciar algo, "el protagonismo es para el afectado y todos estamos
detrás".
El mensaje final es que si la sociedad deja
de boicotearles, las personas con diversidad funcional tienen una vida
plena. "A mi familia y a mí nos gustaba el turismo rural, y seguimos
haciéndolo. Me gustaba la montaña, y sigo yendo. Practicaba
espeleología, y una vez al año voy con mi grupo a una cueva, aunque no
pueda entrar. Tu vida no es igual, pero tu vida se parece”, concluye
José.
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