XIII Congrés d’Antropologia de la FAAEE Tarragona.
Septiembre 2014
Simposio - Reproducción social y
conflicto en las periferias urbanas de Europa
“Periferias junto al mar. A propósito de los Poblados
Marítimos de Valencia”
Josepa Cucó i Giner - Universitat de València
En lo que llevamos
de siglo, Valencia ha conseguido insertarse en los circuitos mediáticos
al presentarse como una ciudad cosmopolita
y espectacular. Al igual que otras ciudades españolas, en ella se
han desplegado las tendencias
características del urbanismo neoliberal, que han transformado
en profundidad la trama
socio-espacial y narrativa de la ciudad, ampliando al mismo tiempo
las brechas de la fragmentación y la
desigualdad y, con ello, las líneas de tensión
y conflicto (Cucó, 2013a; Gaja, 2013; Santamarina
y Moncusí, 2013a y 2013b; Cucó, dir.,
2013b).
Este texto nos sitúa en el frente litoral de dicha urbe y en una escala periférica y barrial,
representada por los barrios del distrito de los Poblados Marítimos (de norte a sur, la Malva-rosa, el Cabanyal-Canyamelar, Beteró, el Grau y Natzaret). El
impacto conjunto de los megaproyectos
urbanísticos y deportivos y de un
siempre inacabado proceso de
extensión del puerto, ha engendrado una estela de desaguisados urbanísticos que, unidos a
los crecientes procesos de precarización y vulnerabilidad y al achicamiento del acceso a
los bienes que conforman la ciudadanía
local (vivienda digna, equipamientos y
servicios adecuados, movilidad eficiente y racional, etc.), inciden en la construcción de espacios estigmatizados por la inseguridad y el miedo.
Los vecinos y vecinas de estos barrios no han renunciado sin embargo a su
capacidad de ejercer su “derecho
a la ciudad”: reavivan
asociaciones
de vecinos, montan plataformas ciudadanas
y se coaligan entre sí para
batallar contra las acciones e inacciones del gobierno municipal.
La comprensión
de este estado
de cosas constituye el objetivo central
de este artículo. Su visión requiere no obstante
una mirada diacrónica que
muestre secuencialmente los cambios ocurridos, revelando las tendencias y procesos subyacentes para,
de
esta
manera, adentrarnos con pie firme
en
un
presente
que
se
nos
presenta complejo, contradictorio y esquivo. El punto de partida se sitúa
hace unos dos siglos, cuando lo que es hoy el distrito Marítimo presentaba un panorama radicalmente distinto. En un recorrido sintético
observaremos a sus barrios a lo largo
de tres periodos
sucesivos (siglo XIX y primer
tercio del XX;
guerra civil, postguerra
y franquismo; y años ochenta del pasado siglo), para centrarnos finalmente en la etapa actual.
La explicitación de dos certezas y una escueta
nota metodológica completan esta breve introducción.
Las certezas se refieren a los enfoques glocal y de agency que impregnan hasta la médula este escrito.
El primero subraya que los vigentes procesos de
transformación urbana poseen un
carácter complejo, histórico, multicausal y sumamente
dinámico cuya comprensión
requiere de un acercamiento
glocal, en donde los efectos de la globalización son observados y evaluados a través del prisma de lo local. Es entonces cuando se muestran otros procesos de raíz y desarrollo local que, según los
casos, acrecientan, mediatizan
o alteran los impactos de lo global. Por su parte, el
concepto de agencia enfatiza
la capacidad de/para actuar de las
personas, por eso la agencia implica
poder (Giddens, 2011), lo que aplicado al campo
de lo político supone la capacidad compartida de los sujetos
de cuestionar, subvertir
y reordenar el contexto concreto donde operan (Ema, 2004: 14 y ss.). Reseñar por último que este trabajo se halla ligado
a una investigación realizada en equipo sobre la ciudad de Valencia, algunos de
cuyos resultados reúnen dos publicaciones recientes (Cucó, ed. 2013a y Cucó, dir., 2013b);
se alimenta de sus fuentes teóricas y de sus frutos, a la vez que explora
nuevos espacios que abarcan al
conjunto de los Poblados Marítimos. Lo que a continuación aparece es resultante
de esa nueva indagación realizada esta
vez en solitario.
Siglo XIX y primer tercio del XX
Sobre un territorio limítrofe con el mar y cercano a la ciudad de Valencia,
en el que hace dos siglos convivían la marjal –en el norte, en lo que después será la Malva-rosa– y la huerta, alquerías dispersas y
núcleos poblacionales consolidados,
se asentaba una población de labradores, pescadores y de gente con oficios relacionados con la mar, entre los que no faltaban
representantes de una pequeña burguesía local (comerciantes,
armadores, propietarios de tierras, etc.).
A lo largo de toda esta etapa, dos procesos van a ejercer
un poderoso impacto sobre esta
franja litoral de unos doce kilómetros de
extensión: a) la renovación del puerto, cuyo desarrollo provocará un conjunto de transformaciones concatenadas que incluyen
el crecimiento industrial y la mejora de
las comunicaciones con la ciudad1; b) la extensión de
un ocio veraniego que siguiendo
el modelo de otros lugares
de Europa, comienza a
colonizar las playas cercanas, del que son protagonistas la burguesía local y las clases
populares. Su incidencia provoca
importantes transformaciones
y coadyuva al avance de ciertos procesos con continuidad en el presente: la
instauración de una dualidad socioeconómica y funcional entre la estricta franja de la playa y el territorio que la precede. En aquellos momentos, dicha dualidad puede resumirse como sigue: mientras
que en las cercanías de las playas van desplegándose progresivamente y con éxito los variados signos que acompañan
a la territorialidad burguesa (Raulin, 2001: 86 y ss.), en los espacios un poco más alejados del mar y/o más próximos al puerto, el crecimiento industrial incrementa la población obrera y la degradación
del espacio urbano.

__________________
1 Como la construcción del ferrocarril de Valencia al Grau (1852) y de la nueva avenida del Puerto (1908), y la extensión de
la red de tranvías que
conectaban la ciudad y los Poblados Marítimos (1902)
(Boira, 1994;
Sorribes, 2010; Díez,
2013).
Durante las primeras décadas del XIX el crecimiento industrial de los Poblados Marítimos continúa. Se crean los astilleros de la Unión Naval de Levante y la Transmediterránea y, en la Malva-rosa, una nueva
factoría de briquets
de carbón, destinados a alimentar máquinas de
vapor, hace de contrapunto de una fábrica de perfumes preexistente y
su jardín de plantas aromáticas. Completan el panorama un
aislamiento geográfico provocado por el trazado
del ferrocarril que une Valencia
y
Barcelona2, y una insalubridad en aumento del espacio habitado (contaminación industrial, falta de alcantarillado, etc.).
Por su parte, los cambios del barrio de Natzaret parecen situarse en el polo opuesto
al del Grau: experimenta importantes mejoras en la comunicación
con Valencia y el Grau3 al tiempo que
aumenta su población gracias a dos
asentamientos de población que se ubican en los terrenos ganados al mar. No
obstante, la apertura del puente de Astilleros (1931)4 marcará su evolución
ulterior, uniendo su destino
al desarrollo del puerto que, a partir
de este momento,
determinará su transformación socioeconómica y urbanística: en su territorio se instalan industrias derivadas del puerto y su población pasa a ocuparse cada vez más en trabajos portuarios (Cort, 1995).
Guerra, postguerra y franquismo

_____________
2 En 1862, la primera locomotora que une Valencia con Barcelona atraviesa toda la huerta situada al norte
de la ciudad; las vías férreas
conforman un cinturón de hierro que tardará más de un siglo en soterrarse, condicionando durante todo ese tiempo la vida
de los habitantes
de esta zona.
3 En el siglo XIX se construye el ahora conocido como Camí de les Moreres, muy deseado por los
terratenientes y ‘señoritos’ de Valencia que ya tenían una residencia de veraneo en Natzaret; en 1912 se inaugura el puente de hierro sobre el Turia, que permite la conexión
directa con el Grau; y la línea
ferroviaria Valencia-Natzaret y la estación de Natzaret, un ferrocarril de vía estrecha que conectaba el sur de la comarca de l’Horta con la estación
de Vilanova de Castelló y que estaba ligado a los intereses de la agricultura de exportación
a través del puerto de Valencia (Arqués, 2011; Castaño, 1995; VV.AA, 1991).
4 Este puente atraviesa
el cauce del río Turia
cerca de su desembocadura, conectando el Grau y el puerto
con Nazaret y el litoral sur.
5 Como recoge Santamarina (2009: 38 y ss.), el Puerto de Valencia y, en general, todas las zonas marítimas de la ciudad fueron sistemáticamente bombardeadas por las tropas fascistas
tanto de manera aérea como naval.
progresivamente. Además, la industrialización de la zona continúa
a marchas forzadas,
coadyuvando a amplificar su perfil proletario. Desembarcan
sucesivas oleadas de inmigrantes (internos) que ocupan viviendas precarias, al tiempo que se produce un
paulatino abandono de los chalets y casas de los veraneantes acomodados.
Natzaret representa el ejemplo extremo de los mencionados procesos.
Durante la postguerra su
población continuó creciendo debido al alud de personas
que, procedentes de diversas
partes del Estado,
fueron construyendo sus
chabolas de la
noche a la mañana, más o menos alineadas
frente a la playa6, o dentro del cauce del Turia, entre Monteolivet y Natzaret, hasta que se las lleva la riada de 1949. El impacto del puerto favorece el asentamiento de industrias contaminantes en su casco urbano y la invasión
de la huerta por almacenes de
troncos, sustituidos por contenedores a finales de siglo.
Mientras tanto, el río se convierte en el desagüe de la ciudad y, a principios de los setenta,
la playa de Natzaret queda fuera de servicio por contaminación urbana e industrial. Dos últimos acontecimientos resultan indicativos de su subalternidad creciente, en el sentido gramciano del término: por un lado, la cesión de buena parte de
su playa a la Iglesia Católica anuncia otra enajenación de calado más hondo que tendrá lugar mediados de los ochenta
y que supondrá la
destrucción de esta playa. Por otro, la edificación de las 100 “casitas de Papel” en los años cincuenta, unos albergues provisionales que, tras sucesivas oleadas de
pobladores, serán finalmente ocupadas por
nuevos habitantes sin recursos, en su mayoría gitanos. Se forma
así una bolsa de marginación y
pobreza y aumentan los problemas
de convivencia en el barrio derivados de una creciente delincuencia (GRICN,
1992).

_____________
6 En 1939 acaece un hecho fundamental para Natzaret: por segunda vez, el Estado cede al Ayuntamiento
los terrenos que el mar dejaba al retirarse por efecto
de las obras del puerto. Como enfatiza Juan Castaño, “junto a la relación
con el Puerto, Natzaret está marcado por la procedencia de su derecho de propiedad. Propiedad
que nace de terrenos ganados al mar, es decir, sin propietario inicial, y de la construcción libre sobre los mismos, de las personas que en ellos necesitan
ubicar sus viviendas. Personas generalmente faltas de recursos, aunque sea clandestinamente” (1995: 12).
2008). No importa
de quien partiera
la iniciativa –del Estado,
de algunas grandes
empresas, de la Iglesia
o, secundariamente, del Ayuntamiento–, todos estos ‘grupos’
se distinguen por el carácter periférico de los terrenos donde se ubican,
por su homogeneidad tipológica y la considerable escala de las construcciones. La abundancia de este tipo de promociones en el Marítimo
se explica además por la importancia de
las destrucciones (bombardeos
y riadas) y por
la proximidad a los lugares
de trabajo (astilleros y abundante industria cercana al puerto) (Sorribes, 2008).
Un crecimiento urbanístico desordenado y caótico acompaña a la frecuente edificación
de viviendas de mala calidad, cuya la
evolución en el tiempo se ha revelado a menudo problemática. Las sucesivas ocupaciones de estos inmuebles por
grupos sociales de un nivel de renta cada vez más bajo suele acarrear el agravamiento de la degradación física y
funcional de los inmuebles y/o barrios afectados y la huida hacia lugares más seguros
y con
mejores condiciones de habitabilidad de
los residentes originarios
(Sorribes, 2008: 61-62). A esto se suma un deterioro creciente
del entorno habitado: acequias y
vías del tren sin cubrir, contaminación
por vertidos industriales y falta de alcantarillado, deficientes infraestructuras y
servicios básicos,
etc.
Todas estas
carencias
están
presentes en el conjunto del Marítimo, aunque se aprecian fuertes contrastes
entre sus barrios; tal es el caso de Natzaret que, olvidado por la política municipal,
se encuentra entre los más degradados.
Como en otras
ciudades y barrios españoles, la precariedad alienta el surgimiento de un fuerte movimiento vecinal, estrechamente ligado al movimiento obrero,
en los Poblados Marítimos. Por su carácter pionero destacan la Asociación de Cabezas de Familia de la
Malva-rosa (1970) y la Asociación de Vecinos de Natzaret
(1976). Ambas tuvieron
que multiplicarse para hacer frente a tanto problema acumulado. Algunos se aminoran o
incluso desaparecen en la siguiente década; otros, por el
contrario, se cronifican o agravan (Colectivo de estudios por la autonomía obrera, 1977; VV. AA. 1991; Cort, 1995; Arqués, 2011; Sánchis Pallarés, 2011).
Los primeros gobiernos democráticos
y la década de los ochenta
Los primeros consistorios de la democracia, de signo socialista, desarrollaron políticas de signo contradictorio sobre los Poblados
Marítimos. Algunas les benefician, otras hipotecan su futuro. Por un lado, como ocurre en otros
barrios de Valencia con peores dotaciones, se introducen mejoras en infraestructuras y equipamientos básicos; además,
en el distrito Marítimo se ponen en marcha
actuaciones específicas, como el tan
reivindicado soterramiento de las vías del tren. Paralelamente, en el imaginario de los
dirigentes políticos que gobiernan el municipio
comienza
a producirse un importante cambio, referente al papel que unos Poblados Marítimos regenerados podrían
desempeñar en el conjunto de la ciudad. Del espíritu
que anima tales cambios se hace
eco el Plan General de Ordenación Urbana
(PGOU) de 1988, cuyos paradójicos desarrollos serán de vital importancia para el futuro del frente marítimo. Así, a finales
de los ochenta, se inicia la ejecución del largo Paseo Marítimo
que enlaza las playas del Cabanyal y la Malva-rosa, volviendo
a poner en valor un territorio degradado, que pronto será pasto de la fiebre especulativa y constructora. Otras previsiones del citado Plan serán, sin embargo, mucho más problemáticas; entre ellas se encuentra la
prolongación del Paseo de Valencia al Mar –más
tarde avenida Blasco Ibáñez– que amenaza
con dividir el barrio del Cabanyal desde hace unos
veinticinco años.
A todo esto se añade la cuestión del puerto, cuya expansión continua siendo una
prioridad para las autoridades políticas. Mediante un Real Decreto de 1978, el
Estado concede el estatuto de autonomía
la puerto de Valencia, fortaleciendo
así una dinámica conocida: “el puerto tenía carta blanca para tomar
decisiones que, necesariamente,
producían sobre la ciudad lo que eufemísticamente se conoce
como
‘externalidades negativas’ ”
(Sorribes, 2010: 29), que afectaron brutalmente
a los espacios litorales situados al sur del puerto. Pese a la fuerte organización vecinal de Natzaret y a las continuadas acciones reivindicativas que despliega frente al
consistorio, hay demasiadas cosas
que no consiguen durante el mandato
socialista: ni la desaparición
de una fábrica de aceites altamente contaminante,
ni la expansión sur del
puerto, que provocó la desaparición de su playa. De la
añoranza de esa playa habla una
vecina del barrio:
“Antes aquí en Natzaret
había una playa preciosa. Mucha gente de Valencia y de
otras partes la prefería. También habían unos jardines muy
bonitos, pero luego dicen que el progreso, el gobierno o la autonomía se la cargaron. Ahora todo es
puerto” (GRICN, 1992:117).
La crisis de los ochenta amplía todavía más el impacto de estos procesos sobre el referido barrio: incrementa el paro, provoca un descenso de la población
y abre el camino a nuevos deterioros. Entre ellos se cuenta
el tráfico de drogas a manos de
determinadas familias gitanas que toman las mencionadas ‘casitas de papel’ como punto de venta; un factor de degradación y de conflicto, esta vez interno,
al que pronto se suman la
delincuencia y la prostitución. Un coctel explosivo que se repite también en la Malva-rosa.
Los años de Rita: los impactos del
urbanismo neoliberal en el frente marítimo
Sostiene Boira que en lo que a utilización del espacio se refiere, en la fachada marítima
de la Valencia actual se distinguen con nitidez dos zonas separadas por el eje, perpendicular a mar, formado
por la avenida del Puerto y la antigua dársena. Mientras
que al norte se consolidan las funciones residencial, turística y de ocio, al sur predomina la actividad portuaria,
cuyo impacto se revela decisivo en el proceso
de destrucción de la playa y de los territorios que la preceden.
Este modelo asimétrico en usos y funciones
lo es también a nivel social,
ya que “gran parte de los costes del mismo se han hecho caer en las espaldas, esto es, en los derechos de los habitantes de la zona sur, de Natzaret” (Boira, 2002: 224). La
división referida se suma a otra ya aludida
con anterioridad que discurre paralela al litoral, separando
la estricta zona costera de un interior inmediato que es, a la vez, cercano y lejano –tan sólo un par de calles más allá
de la línea de playa. De escaso o nulo interés
para el turismo dado su carácter
popular y obrero, esta franja interior aparece en el imaginario de los habitantes de Valencia
como un espacio invisible o como un espacio temido. A tenor de dichos ejes se configuran
en el Marítimo unos espacios
sociales cada vez más diferenciados:
en unos late la gentrificación; en
otros se agazapa la precarización.
En el desarrollo de los referidos
procesos han jugado un importante papel los grandes proyectos y eventos ejecutados en Valencia durante la última década (Cucó,
2013a y 2013b; Gaja, 2013)). Aunque el impacto que han
ejercido sobre los Poblados Marítimos es muy
variable,
debido
a
su
cercanía,
todos
han
ejercido
cierta influencia en la situación actual de sus barrios. Siguiendo a Ruiz y García (2013),
destaca en primer
lugar la influencia de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CAC), un gran complejo
arquitectónico que ocupa el tramo más cercano
al puerto del antiguo cauce del río, que
dinamiza un itinerario de turismo urbano que conecta la CAC con el puerto deportivo y
el Paseo Marítimo. Un segundo núcleo
de impacto se articula en torno al proyecto “Balcón al Mar”,
referente al conjunto
de intervenciones ejecutadas en el citado paseo, cuyos resultados han configurado espacios diferenciados en los colindantes barrios de la Malva-rosa y el Cabanyal:
áreas gentrificadas a lo largo del paseo, mientras que otras se
ven afectadas por el estancamiento y la degradación. Un tercer foco se sitúa
en la Marina Real, una
dársena contigua a la zona sur del
Cabanyal y reconvertida en puerto deportivo con motivo de la
32ª edición de la America’s Cup; destinada a ser una zona de
ocio, la dársena se encuentra
actualmente
infrautilizada con respecto
a
los
usos previstos7. El último elemento a destacar es el circuito urbano-portuario de la Fórmula 1, cuya construcción ha supuesto la creación de una doble barrera urbanística en
los barrios del litoral: por un lado, al estar parcialmente construido dentro del antiguo cauce del
río, rompe el camino natural entre éste
y el
mar, obstaculizando la prolongación del Jardín del Turia hasta la primera línea de costa. Por
otro, forma un muro de separación entre los barrios de la Malvarrosa, El Cabanyal y el Grau al norte y Moreras,
Natzaret y la Punta, que
quedan aislados en el sur.

_____________
7 En junio de 2013, el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia y la alcaldesa de Valencia firmaron ante notario la cesión a la municipalidad de 159.000 metros cuadrados
de espacio portuario. La dársena histórica
de Valencia se convertía así en propiedad municipal de manera definitiva y total. Pero no será el
Ayuntamiento sino el Consorcio Valencia
2007 –nacido de la confluencia de tres
administraciones (estatal, autonómica y municipal)
– quien se encargue, por un plazo de
35 años, de su
explotación. El problema, como destaca Boira (2013), es que dicho Consorcio nació como un organismo
equilibrado de relación
de poderes institucionales,
pero no es un ámbito de debate ciudadano, ni es un
foro preparado o diseñado para contar con representación ciudadana, ni tampoco un entorno abierto al debate político donde se hallan presentes los partidos
con representación municipal.
8Las referidas asociaciones están dotadas de sendas webs muy
bien informadas:
2010)9, exitosamente ensayada en la primera década del siglo XXI en otras zonas de la
ciudad (Cucó y Yeves, 2013). En el caso de ambos proyectos, la crisis se ha encargado
de paralizar las obras.
La otra cara de la moneda la representa la zona sur del frente marítimo de la ciudad que, con el beneplácito del consistorio municipal, ha continuado sufriendo de manera directa los embates del puerto. Tras la ejecución
del acceso sur, los terrenos de La Punta –un
valioso trozo de huerta declarada de protección especial en el PGOU de 1988 y situada
junto al mar al sur de Natzaret–,
se recalificaron zona de actividades logísticas (ZAL) del
puerto, expropiándose de manera urgente. La
creación de este polígono industrial afectó a unas trescientas familias y provocó
un fuerte rechazo de los vecinos y vecinas
que, agrupados en la asociación
La Unificadora, entablaron
una lucha desigual y abierta con la autoridad10. En la actualidad, quince años después
de iniciarse el
proceso, no sólo el espacio de la huerta expropiada y destruida sigue baldío, sino que los tribunales
han declarado que fue una expropiación ilegal.
Por otra parte, la reciente propuesta de delimitación de espacios y usos portuarios (DEUP) que
está tramitando la Autoridad
Portuaria de
Valencia en la
actualidad amenaza con infringir nuevas heridas en los
Poblados Marítimos: proyecta
construir junto a Natzaret un
nuevo eje viario interno formado por cinco rotondas y una vía sobre elevada
que acerca aún más al vecindario el tráfico pesado y
las molestias que de él se
derivan; y sigue sin renunciar
al proyecto del acceso norte al puerto,
que afectaría a nada menos
que a 21 Km. de costa.
_____________
9 Supone la transformación física y social de áreas situadas dentro de la ciudad mediante la construcción de
nuevos edificios de alto
standing. Esta
gentrificación de nuevo cuño comparte con las formas de
más clásicas las mismas dinámicas de revaloración de la ciudad de las que son protagonistas o beneficiarias las clases media y alta, pero se distingue de esta última
por la ausencia de la
sustitución poblacional,
y por el importante papel que en
su promoción y desarrollo juegan las administraciones locales.
10 Las expropiaciones de terrenos y casas, que afectaron
a unas trescientas familias, comenzaron a principios del 2000. El documental
A tornallom da testimonio de la dureza y el drama de la lucha vecinal.
Para mayor información consultar los trabajos de Cabrejas y García (1997), García (1999), y Romero y
Francés (2012); también la web
http://www.perlhorta.info/content/la-zal-l%E2%80%99horta-val%C3%A8ncia-hist%C3%B2ria- d%E2%80%99una-trag%C3%A8dia inacabada#sthash.eN9GTvCG.dpuf .
Desigualdad y protesta. Vecinos y asociaciones en defensa del litoral
Como destacan Torres y García (2013), la
política urbana aplicada en las dos últimas
décadas por el gobierno
municipal de Valencia ha impactado sobre la trama sociourbana preexistente modificando su tejido en un doble sentido: a) ha propiciado el aumento de
la desigualdad socioespacial,
al arrinconar las necesidades de los barrios
populares y alentar al mismo tiempo el surgimiento de nuevos barrios de medio y alto estanding; b) ha favorecido la extensión de la
precariedad, al no poner los medios para corregir las tendencias derivadas
del impacto sobre la población de una serie de factores entre los que
se incluyen aquellos
de carácter estructural y sociodemográfico11. Al igual que en otras ciudades españolas, la distribución de la precariedad y la pobreza
no ha producido en Valencia espacios completamente homogéneos12, sino que en todos está presente una
cierta mixtura de situaciones y de vecindario. No obstante, los barrios del Marítimo acumulan algunos de los indicadores que inclinan la balanza claramente del lado de la precarización y la vulnerabilidad (Alguacil y Camacho, 2014):
vecindarios con las rentas más bajas, envejecimiento poblacional, una inmigración no comunitaria notable y
bajos niveles formativos.

_____________
11 Estos procesos se han agravado en los últimos años debido al impacto de la crisis, cuyos efectos han sido especialmente graves en el contexto valenciano: la tasa de paro se ha triplicado, se ha producido
un descenso importante del índice de desarrollo humano (salud, educación
y bienestar social)
y un grave deterioro del índice de pobreza económica (pobreza
material más exclusión
social) (Herrero, Soler y
Villar, 2013).
12 Una tendencia que apuntan Sorribes (2007) y Torres y García (2013b) para el caso de Valencia, que
coincide con la de Blanco y Subirats
(2011) para otras ciudades españolas, quienes señalan
que esta distribución de la pobreza y la precariedad no ha conformado tanto guetos, en el sentido norteamericano, como áreas de precariedad sociourbana que se
ubican en barrios.
13 En este campo sigo el trabajo de Torres y García (2013), quienes
para abordar la distribución sociourbana de las décadas
de los años 80 y 90, utilizan el Indicador de renta de distritos
y barrios de Valencia, 1981- 2001, de la Oficina
de Estadística del Ayuntamiento de
Valencia, que agrupa los barrios
de la ciudad en cinco grupos según su
renta.
14 Número
de población de 65 y más años
por cada 100 habitantes.
de la renta son también
los más envejecidos; tal es el caso
del Cabanyal y Natzaret, con un índice de vejez respectivo del 20,9 y del 22,9, superior a la media de Valencia.
Respecto a la población inmigrante se observa que ha experimentado un crecimiento
notable durante la primera década del presente siglo, pasando de representar de un 1,5%
a un 14,8% de los habitantes de la ciudad
(Torres, 2011:
182). A resultas de este
proceso, el vecindario de Valencia
no sólo es ahora mucho más heterogéneo, sino que en él los recién llegados tienden a engrosar
los sectores socioeconómicamente
más frágiles. Los efectos
de tales procesos
(aumento
de las tasas
de inmigración e incremento
de la vulnerabilidad social) se han distribuido desigualmente en la geografía urbana,
siendo en las zonas periféricas donde más se acrecientan ambos. Tres barrios
del Marítimo se sitúan de lleno en la referida tendencia, presentando para el
año 2012 unos porcentajes de inmigrantes que superan entre tres y cinco puntos la media de la
ciudad: un 17,1 % en el Cabanyal,
un 19,3% en Natzaret y un 20,5% en el Grao. Para Torres y García (2013),
la inserción de estos nuevos vecinos y vecinas no ha hecho sino
agravar la situación de unos barrios que ya presentaban
antes insuficiencias importantes en equipamientos, servicios públicos y, en
algunos casos, de accesibilidad. En los casos del
Cabanyal y Natzaret,
esta problemática se agranda por la
presencia de una numerosa población
gitana, cuya consideración ha ido cambiando
para peor a lo largo del tiempo.
Aunque los tempos del
proceso no son coincidentes, en ambos barrios el colectivo
gitano ha pasado de ser un grupo estigmatizado a ser tenido como responsable de la degradación
social y/o urbanística del barrio,
contribuyendo a crear –como destacan
Ruiz y
García para el
Cabanyal– “una difícilmente superable
fractura social en el
interior de un barrio cada vez más heterogéneo” (2013: 72).
El último
indicador contemplado hace referencia al nivel de
estudios de la población. También en este campo los
Poblados Marítimos destacan por unos rasgos que apuntan hacia
la vulnerabilidad social, pues como es bien sabido,
los bajos niveles
formativos reproducen las desigualdades
sociales y dificultan enormemente los procesos de movilidad social ascendente. Sus barrios sobresalen, por un lado,
por unos porcentajes
relativamente elevados de personas
analfabetas y sin estudios que contrastan con la media
del conjunto de la ciudad (1,8%), a la que superan entre 1 y 4 puntos, una
diferencia que se hace más acusada
en el Cabanyal y, sobre todo, en Natzaret;
por otro, por la escasa
población con estudios superiores, que es inferior a la media de la ciudad (19,3%) en todos
y cada uno de sus barrios, especialmente en el Cabanyal
(9,5%), la
Malva-rosa (7,0%) y Natzaret (4,3%). En este
último caso concurren además ciertos
problemas específicos que, según Alguacil y Camacho (2014: 83), acrecientan aún más
la vulnerabilidad: un notable malestar vecinal provocado por el de ruido,
la contaminación y la fetidez
procedentes del antiguo cauce del
río y de la incesante actividad portuaria que se despliega en el
colindante acceso sur del
puerto –del que sólo le separa un
elevado y larguísimo muro.
A estos condicionamientos cabe añadir todavía otro importante
factor: el poso que en el imaginario de los habitantes de Valencia han
dejado tres problemas presentes en
los barrios del Marítimo: droga, gitanos y prostitución, una especie de trilogía
maldita en la que el orden de
los factores no altera el resultado
final. Porque su suma ha contribuido a dibujar los contornos de un estigma que no sólo marca y separa a sus vecindarios del
conjunto ciudadano, sino que introduce la división y el conflicto en el interior de estos barrios. Ocurrió
en un pasado cercano en la
Malva-rosa, Natzaret y el Grau, lugares
donde el problema llegó
a pasar factura
a las propias asociaciones de vecinos,
de manera que alguna de ellas, pese a haberse cerrado el conflicto, no volvió
a recuperar la popularidad y capacidad de arrastre de
antaño. Ocurre en la actualidad en el
Cabanyal, donde la llegada inducida de población marginal, en especial
de gitanos rumanos, ha aumentado
las distancias interétnicas e interclasistas en el seno del barrio
(García y Ruiz, 2013). Repetidamente, desde finales
de los ochenta, la prensa se ha hecho eco de los recelos que estos asuntos despiertan entre los
vecinos, del generalizado temor a que
algún día la tensión fría estalle entrecruzada
con racismo, de las reiteradas demandas y acciones del movimiento vecinal
para erradicar tales problemas. Todos han contribuido
a la estigmatización de estos barrios y a la creación de los llamados ‘espacios
del miedo’. En algunos el estigma continúa vivo, en otros se ha ido desdibujando; esta es la reflexión que sobre la Malva-rosa
actual hace uno de sus vecinos:
“bueno, hay una especie de guerra y de magma
y una especie, yo creo, que de estigma
que todavía sigue teniendo el barrio
¿no?
“soy de la Malva”…Yo te hablo
de mi opinión. Sí, sí pero mi opinión así como por (ejemplo
te preguntan) ‘¿oye dónde vives?’,
eh, yo que sé, ‘en la Gran Vía’, pues vale, ‘¿dónde vives?’, ‘en la Avenida de Francia’, pues vale. Ahora bajo el escalón,
ahora te bajo el escalón,
‘¿dónde vives?’, ‘en
Monteolivete’, bueno, yo he vivido en Monteolivete y quizás me he
equivocado, pero la Malva-rosa igual
lo está perdiendo, pero tenía un poco el puntico ese de oye, ¡el barrio problemático!”.
El estigma se
encuentra indisolublemente
ligado a la prevención social y al miedo, que expelen a los posibles
visitantes foráneos
e instauran la desconfianza en el barrio, aumentando en paralelo la fragmentación
social. Compañeros inseparables de los espacios del miedo
son la vulnerabilidad y la degradación
urbanas. La primera es
indicativa de un proceso de malestar
urbano producido por la combinación de múltiples dimensiones de desventaja, que dificultan la posibilidad superar una condición social de exclusión o próxima a ella (Alguacil,
2006: 161). En el caso del
Cabanyal y Natzaret,
la vulnerabilidad social y la degradación urbana
aparecen como resultado de la acción, por obra
u omisión, de los gobiernos local, autonómico y estatal (VV. AA., 1991; GRICN, 1992; García y Ruiz, 2013; Ruiz y García, 2013). No obstante, en ambos barrios, la
movilización vecinal ha conseguido aminorar el impacto y profundización de los
referidos procesos15.
En Natzaret llama la atención la tenaz labor de la asociación de vecinos. A lo largo de treinta
años, sus demandas y acciones han posibilitado –entre otras muchas cosas– que
se completaran las obras de
alcantarillado y saneamiento, el
derribo de las ‘casitas de papel’, foco de venta de droga, o la legalización de buena parte de los terrenos donde se asientan las casas del barrio.
Practican el advocacy planning16, implicando
a diversos especialistas para
que estudien el vecindario y propongan soluciones a sus variados y profundos problemas (VV. AA., 1991;
GRICN, 1992; Colectivo Ioé, 1997), y son
semilla de muchas de las dinámicas culturales, sociales y asociativas del barrio17. En el caso del Cabanyal, entre los logros de las ya mencionada
plataforma del Salvem
se cuentan la suspensión cautelar del proyecto urbanístico que amenazaba con arrasar parte del
barrio, la visibilización del problema y
la obtención de reconocimientos y apoyos
nacionales e internacionales, una cuestión y un barrio que hoy en día siguen generando
el surgimiento de nuevos movimientos y entidades18.

_____________
15 Para una revisión amplia de los movimientos urbanos en Valencia
se puede consultar el trabajo
de Josepa Cuco (2008).
16 Se trata de “una práctica
urbanística de carácter colaborativo y participativo en la que uno o más técnicos se ponen a disposición de una organización, colectivo o grupo de personas
con
objetivos comunes para
ayudar
a
resolver un conflicto
urbanístico ante la administración
pública u otros promotores” (Arias
y Martí-Costa, 2013)
17 Como el Centro Municipal
de Servicios Sociales,
la Escoleta Natzaret,
la Escuela de Personas
Adultas, el Centro de Música y Danza, el Centro de Información Juvenil, el Centro de Juventud, la Coordinadora de barrio,
etc. (Arqués, 2011).
18 Caso de la Assemblea Units pel Cabanyal, de Viu al Cabanyal, o del Moviment 15 M dels Pobles de la Mar, de reciente creación (Ruiz y García,
2013: 68).
efectivos del movimiento 15M, bastantes
de cuyos integrantes se funden en la lucha vecinal. Por un lado, las asociaciones y el vecindario de cada barrio siguen con sus
reivindicaciones particulares; así, por ejemplo, en la Malva-rosa reivindican que se
clausure definitivamente el proyecto
de acceso norte del puerto,
“¿Qué opinión
piensan ustedes que tendremos los vecinos y vecinas de la
construcción de un túnel subterráneo por debajo de nuestras casas? ¡21 kilómetros de túnel para camiones y mercancías! …/… Ni espacios para el túnel debajo de nuestras casas, ni espacios para derroche de los ricos. Esas políticas les alejan de
los vecinos. Lo que queremos son espacios
para colegios públicos en condiciones, instalaciones para la periferia
de la ciudad, políticas
sociales para atender las necesidades básicas y políticas de empleo
para el barrio”19.
Por
su parte, a principios del 2014, Salvem el Cabanyal reclama un plan urbanístico nuevo y participativo, lanzando
al mismo tiempo uno alternativo, “Prolongar el Cabanyal”, que consiste en consolidar y extender su particular urbanismo, basado en su peculiar alineación
de calles paralelas al mar. Mientras,
la A.VV de Natzaret pide a la alcaldesa de Valencia que salde la “deuda histórica” con este barrio,
convirtiendo en zona verde y
equipamientos públicos la frontera sur del puerto, e impidiendo que la carretera portuaria se
acerque más a Natzaret20.

_____________
19 Texto de la Intervención
en
nombre
la
Asociación Amics
i
Veïns de
la Malva al pleno del Ayuntamiento de 31/05/2013; en http://amicsdelamalva.blogspot.com.es/search/label/Gente%20que
%20vive%20y%20lucha%20en%20el%20barrio
20 http://www.levante-emv.com/valencia/2014/02/11/salvem-cabanyal-llama-movilizacion- lanza/1078138.html
21 Amics de la Malva, Cabanyal-Canyamelar, Grau-Port, Vilanova del Grau y Natzaret, a las que se suman
otros dos enraizadas al norte de la frontera de la ciudad.
“la democracia es demasiado importante como para dejarla
en manos de los gobernantes. Los movimientos sociales tenemos la capacidad de no
perder la memoria, de sobrevivir a los muros y
traspasar las fronteras. No somos
espectadores a los que se presentan los hechos consumados. No queremos que el
litoral de esta ciudad se construya dando la espalda a los pueblos de la mar…/…Queremos participar
y ayudar a la sostenibilidad del territorio. Y uno de
los indicadores clave será el incremento
de los espacios públicos,
los edificios comunitarios y los lugares
de encuentro entre las
personas, y la desaparición de muros, cierras
y divisiones del litoral”.
Tienen propuestas
concretas sobre el futuro del litoral que quieren compartir y debatir
con la ciudadanía y las autoridades. Unas, las más abundantes, tienen un carácter concreto; otras se abren a la
utopía y al futuro. Entre estas últimas está la de “reconvertir la autopista
del Saler en un bulevar,
evitando circular a 120 Km/h por el Parque Natural de la Albufera”, lo que
facilitaría –dicen– la vertebración de los 21 Km del litoral
municipal y los pueblos costeros
limítrofes. Entre las primeras,
se encuentran las que suponen la eliminación
de los vertidos contaminantes a la mar y al río; la renuncia al acceso norte del puerto; el completar la prolongación del Jardín
del Turia hasta el Mediterráneo, para así recuperar la relación perdida de Natzaret con el mar; la renuncia a la prolongación de la Avenida
de Blasco Ibáñez por parte del Ayuntamiento
y la rehabilitación del barrio del Cabanyal;
o la condonación de la deuda contraída de 320
millones de euros que costó la Copa América,
“solo así –afirma el Manifiesto–
será posible un Plan Ciudadano
de Usos de la Marina frente al abuso que nos preparan… No es deseable
que la dársena histórica del puerto se convierta en un
nuevo centro comercial y se deben plantear alternativas de integración y vertebración de la ciudad y los barrios marítimos”.
Conclusiones
A lo largo de estas páginas hemos observado las transformaciones
de un distrito periférico de la Valencia
litoral. En un recorrido diacrónico, más minucioso
a medida que nos adentrábamos
en la actualidad, hemos detectado hasta tres tipos
de procesos de duración, alcance e intensidad variables
que diferenciaré a nivel analítico,
aunque de facto se superponen
y entremezclan. Un par de esos procesos aparece
como una constante en todos los periodos
contemplados. Se trata, por un
lado, de la dualidad socioeconómica
y
funcional
que
separa
la
estricta
franja
de
playa y
el
territorio inmediato que la precede, una diferenciación que es especialmente acusada en dos etapas distantes: la actual y
la que discurre entre el siglo XIX y primer tercio del XX; en ambos momentos,
mientras lo popular, proletario e industrial se entremezclan en la franja interior, en la primera
línea
de
costa
se
suceden
los
espacios
de
ocio y restauración, entreverados a menudo de cierta ostentación y lujo. Por otro, del omnipresente impacto del puerto,
que comienza destruyendo el antiguo casco histórico y la playa del Grau, coadyuva más tarde al
deterioro medioambiental y urbanístico de todos
los barrios de Marítimo, para acabar devastando
la playa de Nazaret y la huerta de
La Punta.
La continuidad de un segundo orden de procesos se halla
escindida por el largo paréntesis del
franquismo, me refiero concretamente a aquellos presididos por la
gentrificación u
otros
procesos análogos. Hasta
la
guerra
civil
(1936), un encadenamiento de islotes burgueses
ocupa –casi en sentido literal– el buena parte del
litoral playero de la ciudad, tanto del
norte como del sur. Medio siglo después, sobre la
parte norte de ese mismo
territorio se desarrolla un doble proceso de gentrificación, la clásica y la de nueva construcción. Durante el franquismo, sin embargo, tiene lugar otra
clase de transformación que tiene como protagonistas
a los inmigrantes llegados
de toda España que huyen de la miseria y el hambre,
para los que se edifican
los ‘grupos’ de viviendas obreras característicos de
los años cincuenta y sesenta.
El tercer tipo de procesos toma ímpetu
con los desarrollos del urbanismo neoliberal, que provoca una profunda
reestructuración del conjunto de la
ciudad y afecta de una manera
particular a los Poblados Marítimos. Como resultado
de la política urbana aplicada
en las dos últimas décadas por
el gobierno municipal de Valencia, a
la dualidad socioespacial
preexistente (playa/franja
interior), se hace
visible un otro eje de diferenciación que discurre
perpendicular al mar, separando social y funcionalmente dos zonas
del Marítimo: en el norte se consolidan
las funciones residencial, turística y de
ocio, mientras que los territorios del sur se supeditan a la actividad portuaria. Los paradójicos efectos del urbanismo empresarial (Harvey,
1989) se muestran aquí con todos sus oropeles y miserias:
por un lado, los grandes eventos y
los grandes proyectos alimentan la
gentrificación, el turismo de élite y
el glamour cosmopolita; por otro, aumenta la precariedad y consolida estigmas barriales, afianzando los espacios del miedo;
por último, en aras de la supremacía del Puerto de Valencia y de
su competitividad, se sacrifica el bienestar
de los Poblados Marítimos y se hipoteca el futuro
del litoral.
Ante tanto desaguisado los vecinos y vecinas de estos barrios se revuelven y protestan.
Sus resistencias y combates
no son nuevos. (Re)surgen con fuerza durante el
tardofranquismo para acrecentarse de nuevo en la
actualidad, cuando la crisis agrava los problemas de la ciudad, dejando al descubierto las deficiencias (enormes) de la gestión municipal y un déficit
abrumador. En imaginarios
ejercicios de activismo y advocacy, se oponen a los proyectos y
actuaciones municipales que
consideran lesivos para sus intereses y/o
para bien colectivo, combinando las acciones administrativas y judiciales
con otras de mayor impacto ciudadano y mediático.
Trabajan a menudo en solitario,
pero crecientemente se coaligan formando
plataformas unitarias en las que planean estrategias conjuntas y proyectos
alternativos.
Bibliografía
Alguacil Gómez,
J. (2006) “Barrios desfavorecidos: un
diagnóstico de la situación española”. En V Informe FUHEM de políticas
sociales, La exclusión
social y Estado de
Bienestar en España. Madrid: FUHEM-Icaria, 155-168.
Alguacil Gómez, J. y Camacho Gutiérrez, J. (2014) “La vulnerabilidad urbana en España.
Identificación y evolución de los barrios vulnerables”, Empiria. Revista
de Metodología y Ciencias Sociales,
27: 73-94.
Arias, A. y Martí-Costa,
M. (2013) “Advocacy Planning – Urbanismo al servicio de la justicia social”,
http://ciudad.blogs.uoc.edu/, capturado el 25 septiembre
2013.
Arqués, R. (2011), “La Història de Natzaret d’un cop d’ull”.
En VV.AA., 50 anys fent falla. València: Falla
Major-Moraira de Natzaret, 381- 89.
Blanco, I. y J. Subirats (2011) “Exclusión social, territorio y políticas urbanas
en
España: una mirada comparada”.
En Iglesias, M. Martí-Costa, M., Subirats, J. y Tomàs, M. (eds.), Políticas urbanas en España. Grandes ciudades, actores y gobiernos
locales. Barcelona: Icaria, 335-362.
Boira Maiques, J. V. (1994),
El Grau de València. La construcción d’un espai urbà.
València: Alfons el Magnànim.
(1997) “Port i espai urbá, Canvis i transformacions a la façana portuaria de Genova i
Valencia”, Treballs
de la Societat Catalana de Geografia. 44: 199-229.
(2002) “La Valencia
marítima. Determinaciones y vacilaciones en la conformación de un modelo
del
siglo
XIX”.
En
VV.
AA., Historia
de
la
ciudad.II.
Territorio,
sociedad y patrimonio. Una visión
arquitectónica
de
la
historia
de
la
ciudad
de
Valencia. Valencia: Colegio de Arquitectos
de Valencia, 223- 236.
(2013) “Puerto y ciudad en Valencia. El tránsito hacia un modelo de uso ciudadano (1986-2013)”, Biblio 3W, Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales, 1049 (25), 10 págs., http://www.ub.es/geocrit/b3w-1049/b3w-1049-25.htm
Cabrejas, M. y García, E. (1997) València, l’Albufera, l’Horta: medi ambient i canvi
social. València: PUV.
Castaño, J. (1995) Nazaret y sus calles. Valencia: A.VV. de Natzaret-Generalitat
Valenciana.
Colectivo de estudios por la autonomía
obrera
(1977) Luchas autónomas
en
la
transición democrática. Tomo II. A remolque de la reforma.12-Nov.-76/15- Junio-77.
Bilbao: Zero S.A.
Colectivo Ioé (1997),
Jóvenes del barrio de Nazaret (Valencia), Informe elaborado a demanda de la A.VV. de Natzaret (València),
pdf. cedido por la misma.
Cort, J. (1995) “Apuntes
histórico-urbanísticos de Nazaret”. En J. Castaño,
Nazaret y sus calles, Valencia: A.VV. de Natzaret-Generalitat Valenciana, 11-16.
Cucó Giner, J. (2008), “Sociabilidades urbanas”. Ankulegui, 12: 65-82
(2013a) “Poniendo a Valencia
en el mapa global.
Políticas, desarrollos urbanos
y narrativas sobre la ciudad”. En J. Cucó Giner
(ed.) Metamorfosis urbanas. Ciudades
españolas en la dinámica global. Barcelona: Icaria, 157-180.
(2013b) “Éxitos y perversiones en las
fórmulas neoliberales. Los contrastes
entre Barcelona, Bilbao y Valencia”. En J. Cucó Giner (dir.) La ciudad pervertida. Una mirada sobre la Valencia global, Barcelona: Anthropos,
213-232.
Cucó Giner, J. (ed.) (2013a)
Metamorfosis urbanas.
Ciudades españolas en la dinámica global. Barcelona:
Icaria.
Cucó Giner, J. (dir.) (2013b) La ciudad pervertida. Una mirada sobre la Valencia global. Barcelona: Anthropos.
Cucó Giner, J. y Yeves Bou, M.T. (2013), “A la sombra de
la Coudad de las Artes y las Ciencias: gentrificación en Penya-roja”. En J. Cucó (dir.),
La ciudad pervertida. Una mirada sobre la Valencia global. Barcelona: Anthropos,
41-66.
Diez, J. (2013), Crónicas del Marítim
(II). Valencia: L’Oronella.
Ema López, J. E. (2007) “Del sujeto a la agencia
(a través de lo político)”. Athenea
Digital, 6: 1-24.
García, E. (coord.). (1999). Els valors de la punta: 18 arguments en defensa de l’Horta. València: PUV.
Gaja i Díaz, F. (2013) “¿Cui Prodest? Grandes
eventos/Grandes proyectos. Una apuesta perdida”. En J. Cucó Giner (ed.)
Metamorfosis urbanas. Ciudades españolas en la
dinámica global. Barcelona: Icaria,
201-228.
García Pilán, P. y Ruiz Torres, M. (2013) “Degradación,
espectacularización y espacios del miedo: el Cabanyal”. En J. Cucó Giner (ed.)
Metamorfosis urbanas. Ciudades españolas
en la dinámica global. Barcelona: Icaria,
353-376.
Giddens, A. (2011), La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración. Buenos
Aires: Amorrortu (ed.or.1986).
GRICN (Grupo de Intervención Comunitaria
de Nazaret) (1992). La mujer en el barrio de Nazaret. Valencia: Generalitat
Valenciana.
Harvey, D. (1989) “From Managerialism to Entrepreneurialism: The Transformation in
Urban Governance in Late Capitalism”.
Geografiska
Annaler. Series B, Human Geography, 71 (1): 3-17.
Herrero, C.; Soler, Á. y Villar, A. (2013) “Desarrollo y pobreza en España y sus
comunidades autónomas: el impacto de la crisis”, Papeles de Economía Española, 138:
98-113.
Davidson,
M. y Lees, L. (2005) “New-built ‘gentrification’ and London’s riverside
renaissance”. Environment and Plannig A, 37: 1165-1190.
— (2010)
“New-Built Gentrification: Its Histories, Trajectories, and
Critical
Geographies”.
Population, Space and Places, 16:
395-411. Raulin, A. (2001). Anthropologie urbaine, París: Armand
Colin.
Romero, J. y Francés, M. (eds)
(2012) La Huerta de Valencia. València: PUV.
Ruiz Torres, M. y García Pilán, P. (2013)
“Disolución del lugar y espacios del miedo en el Cabanyal”. En J. Cucó Giner (dir.) La
ciudad pervertida. Una mirada sobre la Valencia global, Barcelona: Anthropos, 67-94.
Sanchis Pallarés, A. (2011) Historia de la Malvarrosa. Nacida del agua. Alzira: Germania.
Santamarina, B.
(dir.) (2009) Llàgrimes vora
mar. Guerra, postguerra
i riuada al
Cabanyal (1936-1957) a través de la memoria. València: PUV.
Santamarina, B. y Moncusí,
A. (2013a) “Manifiestos y latencias en la Valencia global”. En J. Cucó Giner
(ed.) Metamorfosis urbanas. Ciudades españolas en la dinámica
global. Barcelona: Icaria,
259-286.
(2013b) “De huertas y barracas a galaxias faraónicas. Percepciones sociales sobre la
mutación de la ciudad de Valencia”. Papers, 98/2: 365-391.
Sorribes, J. (2007) Rita Barberá.
El pensamiento vacío. Valencia: Faxímil Edicions
Digitals.
(2008) “Los ‘grupos’ de vivienda en la
ciudad de Valencia: perspectiva histórica, situación actual y políticas
posibles”. En VV.AA., Renta limitada. Los grupos de viviendas baratas construidos en la Valencia
de postguerra (1939-1964), Valencia:
UPV, 50-71.
(2010) Valencia, 1957-2007. De la
riada a la Copa de América. Valencia:
PUV.
Teixidor
de
Otto,
M.
J.
(1982)
València, la construcció d’una ciutat. València: Institució Alfons el Magnànim.
Torres Pérez, F. (2011) La inserción de los inmigrantes. Luces
y
sombras
de
un
proceso. Madrid: Talasa.
Torres Pérez, F. y García Pilán, P. (2013) “La ciudad
ocultada. Desigualdad y precarización en la Valencia
global”. En J. Cucó Giner (dir.)
La ciudad pervertida. Una mirada sobre la Valencia global, Barcelona: Anthropos, 191-212.
VV.AA. (1991) Barrio de Nazaret. Propuestas 92. València: Associació de Veïns
de
Natzaret - Federació
Associacions de Veïns de la Comunitat
Valenciana.
VV.AA. (2008) Renta limitada. Los grupos de viviendas baratas
construidos en la
Valencia de postguerra (1939-1964). Valencia: UPV.
Comentarios
Publicar un comentario