CARTA ABIERTA AL MINISTRO DE FOMENTO


Joan Olmos 28.12.2017 | Levante EMV
Saludos. Como entiendo que se mantiene la vieja tradición del tuteo entre compañeros, usaré ese trato. Aunque procedentes de escuelas de Caminos y promociones distintas (la mía, la vieja Escuela de Madrid, 1974, la tuya la nueva de Santander, 1995) supongo que compartimos los mismos códigos profesionales, lo cual puede favorecer el entendimiento.

Voy al grano. Recientemente, tu departamento ha acometido o anuncia proyectos en la Comunidad Valenciana, y concretamente en la capital, que responden a la lógica de otra época, en la que se mostraron altamente perjudiciales para el medio ambiente y el bien común. Baste con consultar los documentos comunitarios que desde los años ochenta van en sentido contrario.

Me refiero a la ampliación acrítica del viario -y en especial en los accesos a las grandes ciudades - a sabiendas de que a partir de un cierto umbral, esas prácticas suponen un aumento indeseado del tráfico motorizado en perjuicio de otros modos más razonables. Todo lo cual, ahí están los datos que publica tu ministerio, ha generado una hegemonía abrumadora del transporte por carretera en perjuicio del ferrocarril, que ha estado a punto de sucumbir.(Evito introducir aquí la cuestión de la alta velocidad ferroviaria). Huelga señalar cómo están de atiborrados en determinadas horas los accesos a Madrid, Barcelona o València, por citar unos cuantos, a pesar de las cuantiosas inversiones realizadas en las sucesivas ampliaciones.

Desconozco si en tu plan de estudios aparecían por fin algunas materias relacionados con el nuevo paradigma de la sostenibilidad. Me refiero a los análisis del impacto ambiental de las infraestructuras, a la necesidad de internalizar los costes del transporte evitando apostar casi exclusivamente por aquellos modos con altos costes sociales, ambientales y económicos. En mi caso, nada de esto se estudiaba en el viejo caserón del Retiro madrileño, a pesar de que en 1972, el ministro López Rodó ya se paseaba en bicicleta por Estocolmo con motivo de la Conferencia sobre Medio Ambiente de Naciones Unidas.

Así que he tenido que reciclarme s obre la marcha adoptando una cultura profesional compartida con otras disciplinas en las que estos asuntos están claros desde hace mucho tiempo. Doy por supuesto que ambos asumimos esas nuevas ideas, y por eso me sorprenden tus declaraciones negándote a reconsiderar las ampliaciones de los accesos a la ciudad de València, en aquellas vías que son competencia de Fomento y forman la serie V-21, V-30 y V-31 (norte, oeste y sur).

He leído tus respuestas a esas demandas, en concreto sobre la primera, utilizando casi exclusivamente argumentos de tipo administrativo -perfectamente subsanables, lo sé por experiencia- y que en ningún caso pueden prevalecer sobre los estrictamente técnicos. Bastaría con señalar, cuestiones ambientales aparte, que las calles de la ciudad (otras dimensiones, otras funciones, límites de velocidad en 50 km/h) no pueden absorber un flujo masivo procedente de vías amplias y exclusivas con límites rondando los 100 kilómetros por hora. Por otro lado, asumir que las carreteras se proyectan para determinados y escasos momentos de uso masivo, en vez de aplicar medidas de gestión para esos casos, resulta un despropósito económico y social.

Puedo entender que hayas utilizado, en parte, la relativa falta de consenso entre los socios de los gobiernos locales para acordar medidas conjuntas. Pero no me parece una excusa suficiente para rechazar una moratoria en proyectos que, insisto, ya no tienen validez en los tiempos que corren. Máxime, en un momento en que el transporte colectivo urbano e interurbano sufre unas carencias que necesitan apoyo estatal, como tú mismo vienes comprobando (y por lo que leo, con positivos compromisos de colaboración en materia ferroviaria) en tus visitas a la Comunidad Valenciana.
Estaré encantado de ampliar la discusión contigo si así lo estimas oportuno. Saludos cordiales.

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