LA PUNTA RESURGE CON LA REFORMA DE VIVIENDAS, UN HOTEL Y RESTAURANTES


A la apertura se sumarán casas rurales y una residencia de ancianos en la fábrica abandonada

Juanma Vázquez 27.08.2018 | Levante EMV
Cuando se compara el plano que a mitad del siglo XIX presentaba la ciudad de València con el actual se puede apreciar cómo nuevas zonas -en concreto pueblos que antaño albergaban parte de la huerta- se convertían poco a poco en espacios muy cercanos a la capital del Turia. El «cap i casal» iba creciendo en todas las direcciones acogiendo poco a poco a nuevos municipios en su conjunto. Sin embargo, este acercamiento a la gran urbe no ha supuesto, en muchos casos, una gran ventaja, sino más bien un inconveniente debido a la pérdida de pequeños negocios y servicios que han experimentado.

Uno de estos «pobles» que han quedado integrados dentro del área de València ha sido La Punta, un «poble del sud» atrapado dentro del distrito de Quatre Carreres. De la huerta y las alquerías que lo caracterizaban apenas queda nada y en la actualidad esta pedanía está partida en dos debido a las consecuencias que trajo la construcción de la autovía al Saler, el ferrocarril o las numerosas expropiaciones derivadas del proyecto de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL). Muchos abandonaron este lugar -voluntaria o forzosamente- y se trasladaron a la ciudad o a otros lugares cercanos para continuar sus vidas (Pinedo, Castellar...) -especialmente aquellos jóvenes que no veían su futuro deseado en La Punta- mientras negocios y viviendas iban deteriorándose y desapareciendo con el pasado de los años. La carnicería, el horno, la funeraria, la farmacia, los ultramarinos... Todo fue cerrando poco a poco hasta quedar en la actualidad solo dos negocios abiertos, el bar del pueblo y un taller de vehículos que se mantienen abiertos pese a la difícil situación.

Así lo explica Paquita Aleixandre, la antigua propietaria de la última tienda -Casa Emilieta- que resistió pese a las adversidades antes de cerrar definitivamente hace ahora siete años por jubilación. «Muchas casas se han quedado abandonadas, ya no vive nadie», destaca la vecina de La Punta, recordando que las diversas construcciones que se hicieron cerca del pueblo como Mercavalencia, la Ciudad de las Artes y las Ciencias o l´Oceanogràfic supusieron el primer paso en este proceso que dejó casi desolado el municipio.

Esta grave situación llena de sombras que ha vivido en los últimos tiempos La Punta parece que comienza a tener luces esperanzadoras a final del túnel. Como resaltan algunos de los vecinos , en los últimos meses «sí que se está viendo como se reparan casas en el pueblo, pero van muy poco a poco porque». Algunas de estas viviendas son reparadas por nuevos inquilinos «que se han dado cuenta de que se vive muy bien aquí», expresa Paquita, recalcando que ha sido en los «últimos cuatro o cinco meses» cuando se ha ido viendo esta rehabilitación.
Asimismo, además de las casas que han sido reformándose en los últimos meses, los vecinos que todavía viven en el pueblo han visto la construcción de nuevas viviendas -como es el caso de algunos duplex- donde ahora comienzan a residir valencianos que buscan una zona más tranquila. E incluso una familia alemana ha elegido este «poble» para vivir.
Nuevas oportunidades

Del mismo modo, los negocios y algunos servicios también comienzan a reaparecer. En la avenida Jesús Morante Borrás, la principal arteria de comunicación, se ha construido ya una casa rural, un edificio al que se sumarán otros hoteles similares en el futuro. Además, como describen los vecinos, la rehabilitación de algunas viviendas para convertirlas en restaurantes también está entre los planes que en un tiempo no muy lejano se deberían ver cumplidos en la zona. «En poco espacio va a haber tres hoteles por ejemplo, uno que ya está hecho, otro que parece que han paralizado y uno nuevo que van a construir. Además, también se está comentando que van a hacer una residencia de ancianos», manifiesta Paquita.

En la misma línea explica el futuro Rafael, uno de las numerosas personas que abandonaron La Punta de jóvenes -en su caso hacia Castellar- y que ahora pasa algunos días de verano en la casa de sus padres, enfatizando que aunque las nuevas viviendas «no nos afectan en nada», sí que ve que el pueblo puede cambiar poco a poco. Por todo ello, el futuro de La Punta comienza a mostrar unas nuevas luces, esas que iluminan un horizonte que durante un tiempo ha estado en la más oscura sombra.

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