EL (AÚN MÁS) DURO CONFINAMIENTO DE LAS PERSONAS SIN PAPELES


- Ciudadanos se vuelcan con ellos, ya que muchos no tienen apoyo familiar y tienen miedo de que les encierren en un CIE

Raquel Andrés Durá 19/03/2020 La Vanguardia
Es un grupo de hombres, de entre 25 y 30 años y sin ningún apoyo familiar, que vive confinado en un piso de acogida. Hay poco espacio para todos los que son, y encima ahora, tienen que compartirlo las 24 horas por las restricciones de movimiento para reducir la curva de contagios del coronavirus. Tienen miedo de salir a la calle, no lo hacen ni para comprar, por si les para la policía y les piden un permiso de residencia que aún no tienen. Están en un barrio de València, cuyo nombre prefieren no desvelar por temor a represalias, pero podría ser la historia de cualquier persona “sin papeles”.

El de los migrantes en situación administrativa irregular es otro de los colectivos que lo tienen aún peor en unas circunstancias que son duras para toda la ciudadanía. No podemos decir que su día a día en condiciones “normales” fuera fácil, pero iban sobreviviendo: trabajan en el campo y acuden a unos talleres que organiza la Asociación de Vecinas del barrio en los que les enseñan a cultivar la tierra y a repartir los productos que producen. En ellos también les ayudan en su proceso de inserción socio-laboral, colaboran en su aprendizaje del idioma y les asesoran con las normas y hábitos de trabajo locales.

Ahora, su vida se ha paralizado y “su situación está en el aire”. Lo cuenta una persona que la asociación del barrio que se está encargando, desde el confinamiento, de hacerles todos los días la comida y llevársela. El párroco del barrio, Cáritas y otras personas se ocupan de prepararles el desayuno, la cena y de solventar otras necesidades que puedan tener. También, muy importante, es darles “un apoyo psicológico”: “Les vamos llamando cada dos por tres para ver cómo están. Hay mucha gente pendiente de ellos. La gente del barrio los conoce, están muy integrados y son muy agradables, así que muchos les llevan cosas”.

Su temor, en estos momentos, es que si salen de casa que puedan acabar siendo recluidos en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). En València hay uno, el CIE de Zapadores. “Los talleres en los que participan nos sirven para hacerles unos papeles con los que, si la policía les para, podemos alegar que están trabajando de alguna manera. Hay una Asociación de Vecinas detrás, y en una situación normal, se puede hacer un poco la vista gorda”, sostienen estas fuentes.

Sin embargo, añade que “ahora tienen miedo de salir a la calle” porque “al fin y al cabo, su situación no es legal”: “Para ellos no supondría solo una multa, que no podrían asumir porque no tienen dinero, sino que podría implicar recluirlos en un CIE. Tenemos ese miedo, porque no sabemos si se sigue deteniendo y encerrando a gente en el CIE”.

Precisamente hace unos días la Campaña Estatal por el Cierre de los CIEs solicitó la libertad de todas las personas retenidas en estos centros y pidió no ordenar nuevos internamientos ante la imposibilidad de ejecutar expulsiones o devoluciones.

“Dado que no se está aceptando la deportación de las personas en terceros países, y en los que sí, es una irresponsabilidad sanitaria por la posible propagación del coronavirus, no tiene ningún sentido el internamiento en el CIE, que es una medida cautelar para poder hacer efectiva la deportación. Si no se va a poder hacer efectiva, no tiene sentido que estas personas sigan encerradas”, defienden desde la plataforma.

En declaraciones a este diario, desde CIES NO València aseguran que en estos tres días de confinamiento se ha deportado a personas a Argelia, algunos desde Barcelona y otros desde València. Sobre la inquietud de los vecinos del barrio que está ayudando a personas confinadas sin papeles, dicen que no tienen datos de si se sigue deteniendo a personas sin papeles por la dificultad de enterarse sin poder salir a calle.

Sí saben que ayer lunes se liberó a ocho personas “porque su periodo de internamiento se iba a cumplir en los próximos días o porque sus países no los estaban aceptando”. Se refieren, sobre todo, a Marruecos, ya que muchos de los internos son de este país que ha cerrado la frontera a España. Estas medidas se están tomando, explican, desde que se intentara deportar a un chico colombiano y Colombia no lo aceptara por proceder de España.

El diario Levante-EMV ha publicado que en “horas o días” se podría dar la orden general de dejar en libertad a todos los internos de los CIEs españoles, ante la imposibilidad de devolución a sus países de origen. Este medio está a la espera de confirmación.

Con la crisis del coronavirus, la plataforma ciudadana denuncia que la dirección del CIE “ha prohibido la entrada de las ONGs y de los abogados” al centro; antes del confinamiento, hacían una “labor de acompañamiento cada día”. Por eso, la información que les llega ahora es a través de internos en el CIE, ya que con algunos mantienen contacto telefónico.

“Ayer un interno nos comentó que la policía entraba y salía sin mascarillas ni guantes. Pero no sabemos si es porque el mismo CIE tiene falta de suministros o cuestión de irresponsabilidad, algo que no creemos porque les afecta a todos”, denuncia el portavoz de CIEs NO València, Adrián Vives. Desde la plataforma sostienen que estos lugares tienen alto el riesgo de contagio porque hay poco espacio entre internos y poca ventilación.

Por otro lado, dicen que tienen constancia de que, entre las personas que se liberan del CIE, “se está priorizando” a quienes tienen una red de apoyo que les puede acoger, ya sea amigos o familia. No obstante, también cuentan que en Murcia “están dejando en la calle a gente sin saber a dónde ir”.

Fuentes de la Policía Nacional recalcan que esas no son sus competencias; estas pasan, entonces, al Ayuntamiento de València. Desde el consistorio, las fuentes consultadas explican que aquellos que “no tienen dónde ir con recursos propios, se pueden incorporar al plan especial puesto en marcha para las personas sin techo” y que anunciaron el pasado lunes.

¿Cómo llega esta información a las personas más vulnerables? Fuentes del consistorio cuentan que “reciben atención” todas las personas que van a la puerta del Centro de Atención a la Inmigración (CAI) de València (en la calle del Pou). Además, ayer y hoy, “por circunstancias especiales de lluvia”, también se les entrega desayuno y un bocadillo.

Dentro de este operativo especial, añaden que “cada dos horas el personal les informan de cualquier novedad” y se ha habilitado el Espai Intercultural como sala de espera. “Se están haciendo todos los esfuerzos para acoger a las familias y que no se quede ninguna en la calle”, subrayan.

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